Nosotros y nosotras, convencionales constituyentes, elegidas democráticamente en el marco de la redacción de una nueva Constitución, estamos aquí, en representación de todas las madres, mujeres, hombres, padres, niñas, niños, la comunidad LGBTQ+, personas migrantes y nuestra hermosa madre tierra, para la construcción de una constitución intercultural, plurilingüe y plurinacional, que asegure la inclusión y libertad de todo habitante del territorio, que amplíe nuestra democracia, amplíe nuestra participación y gusto por la vida en comunidad.
Así, inspirados por el reciente grito de la diversidad, que hoy se escucha, pero que largo trayecto ha incidido en las vidas de millones de seres vivos, pobladores del territorio chileno. Buscamos como objetivo principal la creación de un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos y todas, con principios de soberanía, responsabilidad, empatía, libertad y justicia que garantice un orden político, económico y social justo, donde predomine la búsqueda del vivir bien.
Aspiramos, para cada ser que habita en Chile, la libertad de vivir, opinar y de adoptar cualquier creencia que se atañe al estilo de vida. Es por esto que sentimos el deber de beneficiar la cultura de nuestras naciones originarias, concediendo espacios propios y protección ante desigualdades e injusticias.
Esperamos alcanzar aquella unidad entre naciones, regiones, comunas y pueblos que por ideales individualistas y anti valóricos nunca logramos. Lo cual nos lleva a dejar atrás el pasado de nuestra antigua sociedad colonial y neoliberal, asumiendo la responsabilidad de construir colectivamente un Estado Unitario responsable del bienestar y de la inserción de valores, que consideramos fundamentales para el crecimiento de este.
Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra tierra y nuestro espíritu de unidad y diversidad decretamos la siguiente constitución.